top of page
Buscar

¿Acaso disponemos de un segundo planeta?

Actualizado: 16 mar 2022

La sociedad actual nos ha vendido una idealización perfecta sobre las necesidades materiales que necesitamos para vivir bien. Cuando hablamos de vivir bien hablamos de convivir con uno mismo, con la comunidad, con las otras comunidades y con la naturaleza.

"El Buen Vivir, significa una oportunidad para construir colectivamente una nueva forma de organización de la vida misma. Constituye un paso cualitativo importante al pasar del 'desarrollo' y sus múltiples sinónimos, a una visión diferente, mucho más rica en contenidos y por cierto, más compleja" (Acosta 2011:1.)


De este modo, también debemos saber distinguir entre necesidades fisiológicas y psicosociales. Las necesidades fisiológicas son aquellas que están relacionadas con la supervivencia individual, desde el punto de vista biológico o corporal, es decir, aquellas que nos garantizan seguir viviendo. Y las segundas, las psicosociales, son aquellas cuyo objetivo es satisfacer las necesidades del yo individual, como el amor, la seguridad, la autoestima, la estima social…


''Un sistema socioeconómico es sostenible cuando no deteriora las bases ecológicas en las que se sustenta, por eso puede perdurar en el tiempo. Con más compasión: es la perseverancia de vivir bien todos, dentro de los límites biofísicos.’’ (Azkarraga, J. 2017:5:19.)


Los principales valores de esta sociedad líquida en la que vivimos son el individualismo y el egocentrismo, y no parece importarnos ver como el mundo se hunde, tristemente, parece que hemos perdido la cabeza. Necesitamos que la sociedad, como colectivo, vuelva a creer en los valores y la herramienta fundamental para conseguirlo es la educación.


Como seres ecodependientes que somos, sacamos todos nuestros recursos de la tierra, como alimentos, agua, minerales, luz o energía. Además de esto, también somos interdependientes; es decir, tenemos la relación y el cuidado con otras personas imprescindibles para sobrevivir (Herrero, 2013:15:281.) El consumismo desmesurado quema los recursos del planeta a una velocidad vertiginosa, y como los recursos son finitos, el riesgo de llegar a un límite biofísico es cada vez más grave. Como el sistema capitalista no ha tenido las limitaciones del planeta en cuenta, se han acelerado varias crisis.


Toda sociedad tiene valores colectivos que hay que practicar para una convivencia armónica. Por supuesto, ‘’Nunca construiremos, en cualquier caso, un mundo perfecto. Y conviene que lo sepamos.'' (Carlos Taibo 2015). Tenemos que ser conscientes de que nunca conseguiremos un mundo perfecto porque si no somos conscientes y no idealizamos este concepto, podemos acabar frustrados y llenos de ansiedad.


Tantas necesidades nos sumergen en un consumo constante, el sistema capitalista del que no logramos escapar ha logrado materializar la felicidad.


Observemos dos fenómenos: el primero: la obsolescencia programada. La obsolescencia programada es la planificación de la muerte de un producto. Es decir, después de un tiempo que funciona correctamente, el producto, buscado por el fabricante, deja de cumplir su cometido. El único objetivo de acortar la vida de los productos es aumentar el consumo y, por tanto, el beneficio económico de las empresas que participan en el proceso de desarrollo y comercialización. Y el segundo: la moda, el fomento de la insatisfacción y los continuos avances para que las cosas estén obsoletas poco después de comprarlas, esto conlleva sustituir productos que puedan seguir siendo útiles durante años por otros nuevos.


Una de las mayores consecuencias negativas que conlleva esta práctica es la contaminación ambiental derivada del flujo continuo de productos desechados. Esto, unido a la necesidad de materia prima para generar más productos, supone un aumento de la degradación medioambiental ya deteriorada.


Los combustibles fósiles son finitos y en algún momento empezarán a agotarse. La permanencia es cuestión de equilibrios y ritmos. El cambio climático no es más que un gran desequilibrio entre el ritmo con el que el ser humano está quemando combustibles fósiles y el ritmo con el que recicla los gases emitidos por la naturaleza. La sostenibilidad es una nueva vía de desarrollo en la que se satisfacen las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras. Entre las aportaciones que realiza se encuentra un reparto equilibrado de los recursos, la eliminación de altos niveles de consumo o no poner en peligro los sistemas naturales.


''Alertaba de que si no se revertía la tendencia al crecimiento en el uso de bienes naturales, en la contaminación de aguas, tierra y aire, en la degradación de los ecosistemas y en el incremento demográfico, se incurría en el riesgo de llegar a superar los límites del planeta, ya que el crecimiento continuado y exponencial, sólo podía darse en el mundo físico de modo transitorio.'' (Herrero, Y. 2009)


Necesitamos que la sociedad, como colectivo, vuelva a creer en los valores y la herramienta básica para conseguirlo es la educación. En las escuelas se tendría que haber trabajado la educación ambiental. La educación ambiental es un ámbito de la pedagogía que pretende transformar las relaciones entre los seres humanos y la sociedad. Se crea este tipo de educación para dar respuestas y transformar las relaciones con el medio ambiente. Sus objetivos son diversos, entre otros, el desarrollo de capacidades para hacer frente a los problemas ambientales y la promoción de valores ambientales que permitan a los sujetos tomar conciencia de la forma de vida consumista que se vive en las sociedades occidentales. Este tipo de educación identifica claramente las múltiples relaciones entre el entorno natural, social y construido.


‘’La educación ambiental como una vía de replanteamiento de nuestras relaciones con la biosfera, a la vez que un instrumento de transformación social y empoderamiento de los más débiles, todo ello con la meta final de conseguir sociedades más armónicas y equitativas” (Novo, 2009, p.198).


Es necesario reinventarnos y poner en el centro de la sociedad otros objetivos que sustituyan a la expansión de los beneficios y del consumo como motor de cambio. Para cambiar el sistema tenemos que cambiar nuestros pensamientos. Para cambiar el mundo hay que cambiar el pensamiento, para cambiar el pensamiento se necesitan conocimientos, para tener conocimientos se necesita educación, en consecuencia la educación es la única herramienta que puede cambiar el mundo.


Bibliografia:

  • Acosta, A. (2016), Repensar el mundo desde el Buen Vivir. Visto en: https://www.socioeco.org/bdf_fiche-document-5249_es.html

  • Azkarraga, J. (2017). Trantsizio ekosoziala helburu: ondo bizi, denok, muga biofisikoen barruan. Hegoa, Bilbao, 6-15. Visto en: https://publicaciones.hegoa.ehu.eus/publications/369

  • Flores, R. C. (2015). Propuesta en educación ambiental para la enseñanza del cambio climático. Diálogos educativos, (29), 54-68. Visto en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5159509.pdf

  • Herrero, Y. (2009). Crisis ecológica. Aprender a vivir pisando ligeramente sobre la Tierra. Visto en: http://www.feministas.org/IMG/pdf/crisis_ecologica.pdf

  • Taibo C. ¿Tomar el poder o construir una sociedad desde abajo? – Un manual para asaltar los infiernos, Ca-tarata, 2015.1





 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Carnavales

Gracias a esta encuesta y a estar observando los disfraces de una manera analítica y crítica, me he dado cuenta de que la sociedad no...

 
 
 

Comments


Publicar: Blog2_Post
bottom of page