Efecto Pigmalión y el poder de las relaciones interpersonales
- Nahia Salinas Llaguno
- Apr 3, 2022
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Hoy hablaremos sobre el efecto Pigmalión, pues es un efecto real y frecuente que se da en el ámbito escolar, y como educadores, debemos ser conscientes de ello y saber manejarlo.
Para comprender este fenómeno nos trasladaremos a Las Metamorfosis de Publius Ovidius Naso, poeta romano que logra combinar mitología con historia en un poema de quince libros. Ovidio narra de manera descriptiva los cambios físicos de las diversas divinidades hasta conseguir sus deseados fines. Su escritura finalizó en el año 8 d. C.
El poema cuenta que el rey Pigmalión de Chipre buscaba una mujer perfecta con la que casarse. Todo esfuerzo fue en vano, por lo que decidió no casarse, y de esta manera dedicó su tiempo a la creación de preciosas esculturas. Una de ellas, denominada Galatea, era tan hermosa y perfecta que Pigmalión se enamoró. Debido a la intervención de Afrodita, Diosa de la belleza, la sensualidad y el amor, Pigmalión soñó que Galatea cobraba vida.
Después de despertar, Pigmalión se encontró con Afrodita, quien se conmovió por el deseo del rey y le dijo: «mereces la felicidad, una felicidad que tú mismo has plasmado. Aquí tienes a la reina que has buscado. Ámala y defiéndela del mal». Así pues, Afrodita transformó a Galatea en humana.
Ahora, ¿de qué trata el efecto Pigmalión? Consiste en que al transmitirle a alguien la imagen o expectativa que tenemos sobre sí mismo, influenciamos de manera directa, pero sin ser conscientes de ello, en su desarrollo y creación de autoconcepto, impactando conjuntamente en la edificación del autoestima. Es decir, construimos nuestro comportamiento en base a el futuro que imaginamos sobre esa persona. Pudiendo ser esto positivo o negativo. Las relaciones interpersonales tienen una gran influencia a la hora de construirnos.
Llevándolo al ámbito de la educación, el efecto Pigmalión es aquel que ocurre cuando el docente crea expectativas, tanto positivas como negativas, sobre un alumno y su comportamiento interviene con el fin de respaldar su teoría. Existe una relación directa entre las expectativas que hay sobre un sujeto y el rendimiento que se obtiene sobre este. Dicho de otro modo, la percepción del docente sobre los alumnos tiene efecto sobre ellos.
Para ilustrar: un profesor tiene un alumno que demuestra grandes capacidades para la escritura y que además es muy creativo. El profesor proyecta a este alumno como futuro escritor de novelas, realmente considera que va a llegar muy lejos. Por consiguiente su actitud se ve respaldada por sus expectativas, pues brinda a este alumno diferentes herramientas para fomentar la creatividad, para mejorar su narrativa, estimula su autoestima con afirmaciones positivas… Cuando un profesor cree capaz a un alumno le ofrece instrumentos para que él crea en sí mismo. Prácticamente podríamos decir que es una profecía autocumplida.
Este fenómeno puede ser utilizado de manera positiva o negativa. Si lo aplicamos de la forma adecuada y reconocemos la importancia de la imagen positiva de los demás, estaremos granjeando un correcto desarrollo, además de lograr una transmisión de concepto copiosamente favorable. Evidentemente el docente debe contribuir a que los alumnos tengan autoconceptos positivos favoreciendo así a fortalecer sus autoestimas.
Como educadores debemos ser conscientes de que somos un engranaje muy importante, incluso diría fundamental, para los niños. Por lo que debemos centrarnos en fortalecer sus habilidades y en trabajar los puntos débiles, hacerles entender que el error, o fallar es parte del proceso de aprendizaje, crear un clima acogedor, ser capaces de adaptarnos a los alumnos pues cada alumno tiene unas cualidades únicas y como docentes debemos ver esa diversidad y aplicar una mirada apreciativa, aceptarlos tal y como son, observar e identificar sus necesidades y estar preparados para actuar y sobretodo tener una actitud positiva y motivadora. Debemos creer en nuestros alumnos.
En consideración, me gustaría contar una experiencia personal. Desde hace años, colaboro en el centro público de educación secundaria en el que estudié. Por un lado, imparto talleres que fomentan el respeto a la diversidad en el aula, además de sesiones informativas sobre cómo las redes sociales afectan a nuestra salud mental; y por otro lado, trabajo como profesora del proyecto bidelagun, donde nos encontramos con unos 20 alumnos que necesitan de un apoyo extra y por distintos motivos no pueden permitírselo.
Esto me permite tener una relación de cercanía con los alumnos, pues por mi parte ven compromiso y se sienten en un entorno seguro y de confianza, a su vez esto me posibilita conocerlos más y que se expresen conmigo con total libertad. Y aquí la anécdota: la clase de bidelagun había terminado, pero un grupo de alumnos aún tenía dudas y estaban realmente nerviosos por el examen que tenían el próximo día, por lo que decidí pedirle las llaves al conserje y quedarme con ellos hasta asegurarme de que habían comprendido la lección.
Les encontraba verdaderamente ilusionados con la lección, cuando sus actitudes hasta el momento, siempre habían sido de rechazo. Criticaban que los contenidos eran aburridos e innecesarios y que cuando no entendían algo se rendían porque como siempre se les ha dicho que son, cito textualmente ‘’un caso perdido’’, era obvio que no lo iban a entender. Estuvimos dos horas y media entre risas y explicaciones, me lo pasé realmente bien, todo sea dicho. Son unas personas maravillosas, con grandes capacidades, con mucho que decir, con una gran personalidad… pero que desgraciadamente el sistema educativo les ha dejado de lado. Cuando dimos por terminada la lección me agradecieron de corazón que me hubiera quedado con ellos y me dijeron algo que me encogió el corazón: eres la primera profesora que cree en nosotros y se esfuerza en explicarnos algo de distintas maneras, gracias por no rendirte.
En definitiva, debemos tener cuidado con lo que transmitimos a los demás, tanto verbal como físicamente, nuestras actitudes hablan. Tenemos un gran poder sobre los demás, las relaciones interpersonales cuentan. Está en nuestras manos hacerlo bien o hacerlo mal. Un último consejo: actúa como te gustaría que los demás actuaran contigo.

Pigmalión adorando su estatua (1717), de Jean Raoux.
Referencia bibliográfica:
Pigmalión - Entre Clásicos y Modernos I. (s. f.). Pigmalión. https://sites.google.com/site/entreclasicosymodernos/metamorfosis/pigmalion
Cooperrider, D. y Subirana, M. (2013). Indagación apreciativa. Barcelona, España: Editorial Kairós.